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ZENIT Nº 45

OTOÑO 2016: 12º Convento y XIV Fiesta del Supremo Consejo del Grado 33 y último del R.•.E.•.A.•.A.•. para España

del Salón Noble del Cabildo Insular    Puerto de la Cruz y La Orotava, en-
(1956) están cargados de una retó-     clavados en el Valle de La Orotava
rica simbólica propia de la Masone-    en el Norte de Tenerife, Arucas en
ría y a la búsqueda de una Libertad    Gran Canaria o Teguise en Lanzaro-
ausente en España. Alusiones al exi-   te. Junto con el Templo de Añaza, el
lio como única vía de escape de la     otro gran monumento masónico es

                                                      el Jardín-funerario reali-
                                                      zado en una finca urba-
                                                      na de la Villa de La Oro-
                                                      tava para la memoria del
                                                      VIII marqués de la Quinta
                                                      Roja, Diego Ponte y del
                                                      Castillo.

sociedad opresora franquista, pro-                    En el XIX el rechazo de
tección de la Tierra y la República,                  enterrar a masones en
exigencia de una dignidad laboral,                    Campo Santos propie-
crítica de la sociedad terrateniente.                 dad de los Ayuntamien-
                                                      tos locales se convirtió
EL MAUSOLEO DE LA QUINTA ROJA                         en una costumbre que
La presencia masónica en el paisa-                    parodiaban a modo de
je urbano no sólo se encuentra en                     sainete todos los viajeros
las ciudades capitalinas sino en ciu-                 anglicanos que venían
dades burguesas de todo el Archi-                     a las Islas. Para ellos,
piélago. Tales son los ejemplos del    afincados en un territorio donde la
                                       Masonería formaba parte casi de
                                       la idiosincrasia británica, era algo
                                       completamente extraño encontrar
                                       que existieran regiones donde po-
                                       día haber dificultades morales, re-
                                       ligiosas y jurídicas por ser masón.
                                       Muchas ocasiones, aquellos maso-
                                       nes reconocidos por la sociedad tu-
                                       vieron que ser enterrados en la zona
                                       destinada a locos y suicidas, en un
                                       territorio anexo al cementerio católi-
                                       co que se denominaba en Canarias

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